CON LA SALUD NO SE JUEGA: EL NEGOCIO DE LOS REMEDIOS

Dom 22/01/2017 | Archivo

Volvemos sobre el tema de los remedios para recordar que con la salud no se juega. Argentina es un país que gasta en salud como si fuera del primer mundo, pero ese gasto no se traduce en un mejor servicio. Veamos una de las razones. Dos acontecimientos internacionales, la asunción de Trump y el encuentro de Davos, marcan la agenda internacional de la semana. Ambos nos dejaron mensajes sobre los que habrá que reflexionar
Ya en otras oportunidades esta cuestión de la salud ha sido motivo de estas reflexiones. Lo hicimos cuando, desde el gremio de visitadores médicos, se denunciaron los precios de los remedios en nuestro país, muy por encima de los países europeos a pesar que los ingresos en nuestro país son mucho menores. También lo comentamos, recientemente, cuando se anunció una reducción en el universo de afiliados al PAMI que recibirían remedios con el 100% de descuento. Ahora queremos tocar algunas otras cuestiones como el tema de la reducción de la fabricación estatal de remedios. El gasto/inversión en salud en nuestro país es equivalente a más del 10% del PBI. Ese porcentaje, es el más alto de América Latina, semejante al de Canadá y algunos estados europeos, sin embargo, el servicio de salud que recibe la población deja mucho que desear. No hay proporción entre la inversión (que miran los economistas) y los resultados (observados por los sanitaristas). ¿Dónde está el problema? Hay muchas causas, pero hay algunas que son notorias, una de ellas es la distorsión en los precios de los remedios y el rol que tiene en ella el propio Estado. En ese sentido, es bueno recordar que un tercio del dinero aplicado a salud está destinado a remedios (3,2% del PBI). Más de la mitad (55%) de los recursos destinados a dichas adquisiciones los pone un “gran comprador”, el Estado. Este es un dato de la realidad. Otro, no menos importante es la mencionada denuncia de los visitadores médicos. Cosas de la libertad de comercio y de cierta “mano suelta” en los compradores estatales. Ahí está un agujero grande por el cual se van el dinero del PAMI, las obras sociales sindicales y provinciales y de quienes pagan por su cuenta a las farmacias. Ésta sí es una política de Estado que merecería la máxima atención, pero los gobiernos prefieren mirar –aunque a veces con disimulo- para otro lado. Pero… ¿cómo cambiar las reglas de juego? Muy sencillo, con dos mecanismos perfectamente posibles y complementarios. Mediante “precios testigo” que el Estado puede poner o con la fabricación pública de los remedios. En el país hay 39 laboratorios estatales, asociados a instituciones universitarias, provinciales y municipales, en condiciones de fabricar remedios. Esos remedios se producen a valores promedio que equivalen a la cuarta parte de lo que el Estado paga para comprarlos a los diferentes laboratorios privados. En el año 2014, se creó la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos, recién a fines del 2015 se le fijó un presupuesto de 150 millones para el 2016, de ese presupuesto se utilizó una mínima parte (sólo 4,7 millones) y para este año ese presupuesto se redujo de los 150 inicialmente previstos a 83,8 millones, de los cuales 15,2 millones son para apoyar a los privados. Pero… eso sí, para ahorrar plata le redujimos los remedios a los viejos del PAMI. Es pura casualidad que Macri vacacione en un complejo donde tiene acciones Pablo Roemmers, titular de uno de los principales laboratorios productores de remedios o que el expresidente de Farmacity -uno de los principales vendedores de remedios al Estado- haya sido Mario Quintana, actual integrante de la “mesa chica” de Marcos Peña, jefe de Gabinete. CUESTIONES INÉDITAS QUE HUBO EN LA ASUNCIÓN DE TRUMP Hace apenas algunas horas asumió Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos. Hubo varias cuestiones inéditas para la asunción de un presidente norteamericano. La noche anterior y el mismo día de la asunción hubo grandes manifestaciones en su contra. Nueva York y Washington fueron la sede de las mismas. Esas manifestaciones fueron tan numerosas como las producidas a favor de Trump en el momento de asumir su cargo. De todas maneras ellas (entre 600 a 800 mil personas) reunieron apenas la mitad de la gente movilizada el día de la asunción de Barack Obama. En la movilización realizada en Nueva York primó un clima hollywoodense, incluida la presencia de renombradas figuras del espectáculo. Allí, dominaba la idea que Trump no debería terminar su mandato de 4 años. En Washington hubo un centenar de detenidos, entre ellos manifestantes a favor de la liberación de la marihuana. El discurso de Trump no trajo novedades, pero ratificó los ejes planteados en la campaña. De ese modo se consolida la idea de su defensa del proteccionismo con un duro golpe, que de allí se deriva, para las políticas globalistas. De este modo, se está clausurando una etapa de la política y alianzas internacionales construidas desde 1945, con el fin de la Segunda Guerra Mundial. Su alocución, dirigida casi exclusivamente a cuestiones internas, sí tuvo un poderoso ingrediente refundacional: “juntos vamos a hacer que Estados Unidos sea un país grande otra vez”, es su consigna preferida. Sobre los inmigrantes dijo: “hemos defendido a otros países mientras nos negamos a defender nuestras fronteras”. Acerca de su posición respecto a la defensa de los puestos laborales y la industria fue rotundo: “vamos a seguir dos reglas simples: compren estadounidense y contraten estadounidense”. Durante la campaña había acusado a Hillary Clinton de haber facilitado el terrorismo de los islámicos del ISIS, ahora se comprometió a: “reforzar todas las alianzas contra el terrorismo radical islámico. Lo vamos a erradicar completamente: de la faz de la Tierra”. También dedicó unas palabras para criticar al actual sistema político de su país, lo hizo diciendo: “hoy no sólo transferimos el poder de una administración a otra: lo estamos transfiriendo desde Washington (sede del poder político) y se lo estamos dando a ustedes, el pueblo (…) el 20 de enero de 2017 será recordado como el día en que el pueblo se convirtió en el gobernador de esta nación”. Todo este cúmulo de definiciones, junto a las inéditas protestas callejeras y el escaso apoyo que surge de las encuestas hicieron que algunos observadores internacionales reflexionaran sobre esa realidad afirmando: “mucho populismo para tan poca popularidad”. EN DAVOS SE HABLÓ SOBRE EL MUNDO QUE EMERGE Anualmente se reúnen, en Davos, los que mandan en el mundo. Este año fueron unos 3 mil funcionarios y personajes de la política, economía, cultura y espectáculo. Es un debate abierto donde cada uno elabora sus propias conclusiones. Sin embargo, toda esa diversidad se rindió unánimemente a los pies de Shakira, quien recibió una distinción por sus actividades solidarias. La reunión se inició un poco antes que asumiera Trump. No había dudas que la reunión estaría cruzada por lo que pasa en Europa después del “Brexit” del Reino Unido y del impactante triunfo de Trump en Estados Unidos. Efectivamente, eso fue lo que ocurrió. El calor inicial lo puso el presidente chino Xin Jinping. Esa potencia mundial se hizo presente, por primera vez, con su mismísimo presidente. Daba la impresión que estaba queriendo ocupar el cetro vacío de una globalización sin jefatura. Por si no alcanzan los gestos simbólicos están sus palabras. Cómo invirtiendo los roles ocupados en los últimos 70' años, China defendió la economía global y criticó el proteccionismo que se pretende instalar en el mundo. Sí, eso lo dijo el presidente chino, justamente uno de los países que tuvo una de las economías más cerradas, durante largas décadas. Defendió a la globalización sosteniendo que no es la culpable de los males de la humanidad y del desprestigio de las élites gobernantes. Puso esa responsabilidad en la “excesiva búsqueda de ganancias”. Para ese momento ya había trascendido el dato que las 8 personas más ricas del mundo tienen la misma cantidad de bienes que la mitad de los pobladores de la Tierra (unos 3500 millones de personas). El Presidente de China ratificó su pensamiento diciendo que la economía global “es un gran océano del que uno no puede escapar”. En esa imagen encontró el fundamento por el cual el mundo debe oponerse a las corrientes proteccionistas. Adelantando su posición sobre las características de la negociación con Trump dijo que “nadie saldrá ganador de una guerra comercial”. Como para que no queden dudas sobre su rechazo a las políticas de Trump se manifestó a favor del cumplimiento del “Acuerdo de París” sobre el “cambio climático”, sobre cuya aplicación China tenía algunos cuestionamientos y al que Trump se opone abiertamente. En Davos impera un clima de preocupación que fue resumido por uno de sus habitúes sosteniendo que “luego de 30 años de beneficios récord, el mundo de los negocios tenía la posibilidad de ofrecer prosperidad a todos, pero falló y paga ahora el precio político”. DAVOS Y NUESTRA AMÉRICA ¿Y SI PENSAMOS EN NOSOTROS MISMOS…? Pero en Davos se escucharon otras voces, es interesante recoger particularmente una de ellas, por el lugar del cual proviene y por el contenido de la misma. Se trata de Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sostuvo que “la región va a tener que empezar a mirarse más a sí misma en el nuevo contexto global”. A renglón seguido explicó que la región está ante la oportunidad y alternativa de fortalecer sus vínculos internos o quedar aprisionada entre China y Estados Unidos. Las inversiones chinas, desarrollando y ampliando las mismas, bajo el paraguas del “libre comercio” por un lado y el lugar geoestratégico de la región bajo el “área de influencia norteamericana” por otro, hacen que estas dos políticas choquen en la región. Esa fue la voz de un funcionario que busca amoldarse a los tiempos que vienen, pero sin olvidarse de las políticas globalistas en las que, la institución que preside, fue constituida. Nuestros países deberán decidir si cada uno de ellos responde de un modo propio y particular o unen sus esfuerzos en pos de una negociación conjunta. Instituciones como UNASUR y MERCOSUR serían sitios apropiados para esas negociaciones colectivas. Esto es particularmente importante para nosotros, sobre todo si tenemos en cuenta que los pronósticos no son muy halagüeños, más allá del optimismo oficial. CUATRO MINISTROS DE MACRI EN DAVOS ¿A QUÉ FUERON? A Davos no viajó Macri, en su lugar lo hizo una delegación de primerísimo nivel. Allí estaban la canciller, Susana Malcorra, junto a los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne; Producción, Francisco Cabrera y Educación, Esteban Bullrich, cada uno de ellos acompañado por una nutrida delegación de funcionarios. Entre varios objetivos planteados se destacan la necesidad de “tantear” el ambiente de la nueva situación internacional; tejer vínculos con los principales protagonistas de la escena mundial; buscar las inversiones imprescindibles para darle continuidad a actual plan económico y –fundamentalmente- ajustar los preparativos para el mini-Davos que se realizará en Buenos Aires durante el próximo mes de abril. Este marco internacional apunta a fortalecer las expectativas del Gobierno para el presente año y tratar de revertir ciertas opiniones poco favorables provenientes del propio FMI y de consultoras de peso, como la del Banco Itaú, que bajaron el nivel de las previsiones positivas para este año, dados los bajos resultados alcanzados en el segundo semestre del 2016.

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