FUEGO: YERBAS INCENDIARIAS QUE MATAN

A pesar de las dudas, la tecnología de la captura de carbono tendrá impulso

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sábado 06 de mayo de 2023

El plan del gobierno de Biden para limitar, por primera vez, las emisiones de gases de efecto invernadero de las centrales eléctricas existentes podría depender de la capacidad de los operadores de las plantas para capturar dióxido de carbono antes de que se bombee a la atmósfera. Sin embargo, ninguna de las 3.400 plantas eléctricas de carbón y gas del país utiliza actualmente tecnología de captura de carbono de manera significativa, lo que genera dudas sobre la viabilidad de esa estrategia. En las próximas semanas, se espera que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés) proponga nuevos límites estrictos en las emisiones de las centrales eléctricas que queman carbón y gas natural, las cuales son responsables de alrededor del 25 por ciento de los gases de efecto invernadero del país. Esas emisiones están calentando peligrosamente el planeta. Si bien, las empresas eléctricas podrían buscar otras estrategias para reducir la contaminación, como cambiar a energía eólica o solar, los expertos afirman que capturar dióxido de carbono y sepultarlo bajo tierra podría ser una de las pocas opciones para que algunas grandes plantas de carbón y gas puedan seguir operando y cumplan con las nuevas directrices. La tecnología de captura de carbono ha existido durante décadas, pero las empresas eléctricas han tenido problemas con su alto costo y complejidad. Y aunque algunos insisten en que es una herramienta esencial para resolver el cambio climático, quedan obstáculos importantes a superar.
La captura de carbono en la actualidad
La captura de carbono ya se utiliza en varias instalaciones industriales, como las plantas de procesamiento de etanol y gas natural. También hay tres plantas de carbón en Maryland, Oklahoma y California que utilizan solventes químicos para atrapar una pequeña fracción del dióxido de carbono que sale de sus chimeneas, la cual venden a empresas que fabrican bebidas carbonatadas, entre otros clientes. Sin embargo, las empresas eléctricas han tenido dificultades para capturar grandes cantidades del dióxido de carbono que arrojan las centrales eléctricas de carbón y gas. Si bien, la tecnología se comprende bastante bien, los costos para aplicarla a veces son elevados, en gran parte porque las centrales eléctricas a menudo necesitan desviar una fracción considerable de su electricidad para hacer funcionar los dispositivos de captura. En la década de 2010, varios proyectos iniciales parcialmente financiados por el Gobierno federal fueron abandonados debido a los altos costos. Sólo una planta de carbón en Estados Unidos terminó utilizando la captura de carbono a gran escala: la planta Petra Nova de mil millones de dólares en Texas, completada en 2017. Vendió el dióxido de carbono capturado a los perforadores de petróleo que inyectaban el gas en los campos petroleros para extraer más crudo. Esa planta cerró en 2020 cuando los precios del petróleo se desplomaron, pero sus propietarios planean reabrirla este año. (También hay una planta de carbón en Canadá que utiliza la captura de carbono). Según los expertos, el mayor obstáculo es que casi siempre es más barato dejar que el dióxido de carbono llegue a la atmósfera que capturarlo. Sin límites gubernamentales sobre la contaminación o los subsidios, es poco probable que las compañías se tomen la molestia.

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