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Rusia espera reafirmar su poder en el espacio con el lanzamiento de Luna-25

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sábado 19 de agosto de 2023

Después de décadas de fracasos en sus misiones espaciales, y en un momento en que la guerra en Ucrania la ha convertido en un “paria” en la escena internacional, Moscú aspira a volver a ser un actor importante en la conquista del espacio y consolidar una alianza con China.


Análisis de una carrera espacial en plena reconfiguración
El 12 de abril de 1961, el cosmonauta ruso Yuri Gagarin realizó el primer vuelo tripulado al espacio, poniendo a la URSS a la cabeza de la carrera espacial. Con este logro, el gigante soviético demostró el poder de su modelo frente a su rival estadounidense. Seis décadas después, Rusia espera destacarse nuevamente en el ámbito espacial con el lanzamiento de Luna-25, una sonda de aterrizaje destinada a posarse en la Luna que despegará mañana. La agencia espacial rusa Roscosmos afirmó que un lanzador Soyuz fue “ensamblado” en el cosmódromo de Vostochny, en el Extremo Oriente ruso, para el lanzamiento de Luna-25, que debe aterrizar cerca del Polo Sur de la Luna, en un “terreno complejo”. El vuelo debería durar entre cuatro y cinco días y medio. ¿Su misión? “Tomar muestras, analizar el suelo, llevar a cabo investigaciones científicas a largo plazo”, según el comunicado de la agencia espacial rusa. “Luna-25 forma parte de un programa que prepara alunizajes”, resumió Xavier Pasco, experto en asuntos de política espacial y director de la Fundación para la Investigación Estratégica. “Con este programa, los rusos quieren mostrar que están en la competencia, a pesar de la situación en Ucrania en la que parecen estar atrapados”. Con Luna-25, Rusia jugó a otro nivel. Este es su primer lanzamiento de una nave a la Luna desde 1976, en un contexto muy diferente de los tiempos de esplendor soviético. Minada por deudas y corrupción, Roscosmos tuvo dificultades para llevar a cabo sus proyectos. Su último fracaso público fue en febrero pasado, con la fuga de líquido de enfriamiento de una nave Soyuz. La misión Luna-25 en sí misma es un proyecto que se asemeja a una serpiente de mar: diseñado en 1997 en los despojos de la Unión Soviética, su lanzamiento estaba previsto para la década de 2010, pero enfrentó reveses continuos.  El proyecto espacial ruso también enfrentó los sobresaltos más recientes de la historia. Inicialmente involucrada en el lanzamiento de Luna-25, así como Luna-26 y sobre todo Luna-27, una ambiciosa misión de explotación científica de los recursos lunares, la Agencia Espacial Europea puso fin a toda colaboración después de la guerra de Ucrania en febrero de 2022. La ruptura entre las dos organizaciones también afectó gravemente a ExoMars, un programa europeo de exploración a Marte. Para recuperar su lugar en el centro del juego espacial, Rusia puede contar con un viejo aliado: China, que se ha convertido en un actor importante en la conquista espacial y planea instalar conjuntamente con Rusia una estación permanente en la superficie de la Luna.

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